Zermatt, el oasis en Suiza

   

Zermatt es una isla. Es un pequeño paraíso en medio de los Alpes suizos en el que esquiar es solo una parte de una gran experiencia en el fondo de la valle del Cervino (Matterhorn en alemán). En el pueblo, cruzado por un pequeño arroyo, se mezcla la tradición de las viejas casas aún en pié de su núcleo antiguo con el lujo de los hoteles más nuevos y modernos (y que en plena temporada alta tienen unos precios que los hace solo asequibles a una minoría, motivo por el que recomendamos alojarse al vecino municipio de Täsch y coger el tren).

Pero ante todo, la principal característica de este pueblo de los Alpes suizos es que solo se puede acceder a él vía tren o con vehículos eléctricos o tren des de Täsch, donde empieza la prohibición de circular con combustible fósiles, o des de Visp. De hecho, en sus estrechas y nevadas calles solo circulan de forma intensa y constante unos pequeños y curiosos vehículos eléctricos. Unos vehículos que parecen muy simpáticos pero delante de los que es necesario apartarse rápido ya que cogen elevadas velocidades, a pesar de la nieve y estar en calles llenas de peatones.

Este pequeño pueblo está rodeado de estaciones de esquí y también es famoso por estar a los pies del pico del Cervino (Matterhorn) y en él se puede visitar un pequeño museo de la vida en el pueblo que recuerda el inicio de las ascensiones a esta cima, en la que más de un alpinista ha resultado muerto dada la dureza que supone llegar hasta su punto más alto. La cima se conquistó por primera vez hace ya más de 150 años y la hazaña estuvo rodeada de una fuerte polémica entre los dos equipos de alpinistas que lo intentaban.

En invierno por la tarde, cuando ya ha oscurecido, el pueblo se llena con las actividades aprés esquí de los diferentes hoteles y establecimientos, dando así una intensa vida a este municipio, que con sus casas iluminadas coge un tono totalmente pintoresco. Pero antes del aprés ski, durante los días de invierno se pueden realizar múltiples excursiones por sus alrededores y también esquiar en el dominio impresionante de más de 360 kilómetros de pistas de esquí, llegando hasta los 3.820 metros de altura sobre el nivel del mar.

El pueblo está también lleno de restaurantes y quizá uno de los platos más típicos para tomar aquí es una auténtica fondue suiza.

Des del mismo pueblo sale el cremallera más alto de Europa y que está situado justo delante de la estación de tren de Zermatt y no es necesario coger ningún teleférico. Si se sube a este cremallera, que en invierno está lleno de esquiadores, se tienen unas excelentes vistas del valle y sobretodo, al final del trayecto no regalará una panorámica irresistible y única de la cima del Matterhorn, que como ya hemos dicho es la montaña más mítica de Suiza (es la del Toblerone o los colores Garan d’Ache). En breve dedicaremos todo un post a este cremallera.

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